Hay que deshacer la casa


Hoy me desperté con el sol. Mi hija me regaló un reloj que simula la luz del sol al despertarte, así que a pesar de la lluvia y de las persianas bajadas a cal y canto yo tuve un despertar soleado. Ayer me dormí con la voz de Leonard Cohen y la ponencia de una filósofa que hablaba sobre la reencarnación. Por la mañana puse baladas rusas para activar la circulación de mis piernas, grabé un poema de Facundo Cabral para resetear mi cerebro de la víbora que a veces me quiere habitar para embargarme el ánimo positivo. El poema es precioso, no puedo sentirme más identificada con él. Ayer ocupé mi día con diversas actividades: fui a la piscina,cociné, planché, puse la lavadora, bailé con Compay Segundo, tejí una manta a rayas y vi tres películas, mientras mi hija editaba unos vídeos en el ordenador. Hoy pensaba ir de nuevo a la piscina, pero la lluvia hizo que desistiera de ello, ya que el suelo resbaladizo me da pánico, así que me quedé en casa mirando la lluvia tras los cristales, contemplando las gotas suspendidas en los cables de la luz que veo desde la ventana. He tomado la decisión de que no cambio las ventanas, ya que me privarían del sonido de la lluvia en invierno y del canto de los pájaros todo el año.
El domingo pasado fui a ver una obra de teatro que me revolvió un poco las entretelas. Se trataba de la obra “Hay que deshacer la casa” en la que dos hermanas se encuentran para repartir la herencia de sus padres tras haber fallecido estos. La obra se me hizo un poco larga, creo que le sobra media hora, pero no sabría decir en dónde, ya que todo lo que cuenta es interesante. a estas alturas todos los de mi edad hemos pasado por una experiencia de herencia o la hemos vivido a través de la que recibieron nuestros padres o alguien conocido que vivió algo parecido. Yo no tengo hermanos, ya que mi único hermano falleció en 1987 a la edad de 31 años, así que tuve que “deshacer” la casa de mis padres yo solita .El escenario es pisado por dos mujeres de distinta personalidad, siempre una más rebelde y otra más recatada, que a medida que el alcohol la desinhibe se va mostrando más activa en sus expresiones. los personajes van intercambiando su posición en la vida y la que parece una mojigata se vuelve atrevida y la protestona se vuelve clásica, según en qué momentos de la escena. Los objetos de la herencia toman vida, tienen alma y recuerdos que los hacen presentes. De repente llegan del pasado aquellas cosas que en su momento nos hicieron reír o llorar y adquieren una vida y un valor que hasta ese momento estaban durmiendo en el limbo de la nostalgia. Uno de los recuerdos que me vino a mi corazón cuando yo “deshacía” la casa de mi madre fue cuando me encontré con sus labores sin acabar y con su máquina tricotosa. Me encontré con aquellos pedazos de chaquetas,de colores, con las lanas, con las agujas. Mi madre comenzaba a las ocho de la mañana a tejer ristras de braguitas y camisetas de perlé para niñas, “ris, ras, ris, ras” sonaba la máquina sin parar, también recuerdo el sonido de la olla a presión, el girar de la válvula. En otra habitación yo cosía las prendas que ella tejía mientras escuchaba Radio3 y luego me iba por la noche a estudiar al instituto. Nos pagaban a 25 pesetas la prenda, ella sacaba más dinero que yo, pues la máquina tejía más rápido que yo cosía. Yo lo hacía porque ella me obligaba, porque sacaba un dinerito y porque escuchaba aquellos estupendos programas culturales mientras cosía. El día que tuve que deshacerme de todo aquello lloré con mucho sentimiento. El lo llevó  al “punto limpio” y yo me quedé en casa llorando con los recuerdos. Se me hacía un nudo en la garganta pensando que eran los sueños rotos de mi madre, sus proyectos sin acabar, aquello que se propuso y que no llegó a su término, pero ella lo intentó, ¡qué carajo!

Comentarios

  1. Te tengo por una persona valiente, de esas que saben mirar de frente y sacar las cosas buenas del mismísimo contenedor de las basuras. Estoy convencida de que, incluso cuando ese reloj tuyo se estropee, tus días seguirán amaneciendo soleados...

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