EL FUTURO QUE VIENE (primera película visionada en el FICX 55 de Gijón)


Soy una mujer con suerte, no me quedan ya dudas después de tambalear tanto mi esqueleto y mis estructuras. Hoy todo me ha salido bien, he sentido el cariño de la gente en leves gestos cercanos y he vuelto a descubrir que no estoy nada sola, que me acompañan mis espíritus, mis deseos, mis ganas de gozar de lo que soy y de lo que fui. Tengo la suerte de verme acompañada de gente tan maravillosa como yo, reflejos brillantes que quieren expresar belleza y sentimientos. Me desborda el comprobar que puedo ver como si tuviera ojos con rayos X la bondad de la gente, la belleza exterior y la interior que apenas me roza físicamente, sólo de manera espiritual, que ya es mucho. 
He acudido a la gala del FICX 55 de Gijón. Cuando ya había perdido todas las esperanzas de que se me concediera la gracia de poder sentarme en un asiento del patio de butacas (porque voy con muletas y no puedo subir escaleras) y después de hacer muchas llamadas y escribir correos sin parar, finalmente me llamó personalmente la directora del teatro Jovellanos y me comunicó que había una entrada para mi humilde persona. En un lugar maravilloso, en la misma fila que se sentaba ella. Me reí un montón con las ocurrencias de Rodrigo Cuevas, se me hizo muy corta la gala. A la entrada una periodista me preguntó que si seguía escribiendo y le contesté que menos que antes. Es verdad que llevo tiempo escribiendo poco, bueno, escribo wasaps, que son una forma de escribir, pero luego pensé que gracias a haber escrito había conseguido esa entrada, así que no es que ya no escriba, es que tengo el hábito un poco abandonado, así que lo tengo que retomar.
La primera película que vi en el festival fue ”El futuro que viene” de Constanza Novick. Me hizo reír y sonreír bastante. Encuentros y desencuentros en la trayectoria vital de dos amigas. Me llegaban recuerdos de mis relaciones con mis amigas, esa forma que tenemos a veces de relacionarnos salvajemente, sin entender la trayectoria vital, lo que les rodea, la epigenética de cada una, los enfados y reconciliaciones. Aunque sólo sea por la escena de la amiga alocada que se enamora de un taxista al pagarle la carrera de la otra y largarse con él en un segundo de conocerle, tal vez sea una exageración, pero yo he conocido locuras de mis amigas y mías también en ese sentido de buscarle pasión a la vida, “es que tú cuentas cosas muy raras, no sé si las vives o las sueñas”, ¡ya!, pero, ¿y si los sueños fueran de verdad la vida?
El caso es que la directora y el productor estaban sentados delante de mí, y ella estaba muy preocupada por si había wifi (decía wayfay con acento argentino) en la sala, de lo que deduzco que no tenía muchos “datos” en el celular.
Hoy me ha dicho una amiga que yo mantengo ante la vida una postura muy zen, que ella es una batería de ideas, que no deja a su mente descansar. Sigo pensando que todxs nos parecemos y podemos mirarnos en el espejo del alma que tenemos enfrente, sí, sí, ya sé que ello implica ver también lo negativo del otro en nosotros, pues, vale, seamos humildes y vayamos a nuestro encuentro sin juzgarnos muy severamente.
¡Ay, cómo me hace soñar y divagar el cine!

También os hablaría de la mujer que se pone 3 centímetros de grosor de maquillaje en la cara, pero eso es harina de otro costal...
¡Ah, cómo me encanta la energía zen que desprende Verónica Forqué!

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