¿Para qué quererte tanto si después te vas?



¿Quién me iba a decir a mí que escucharía a Fito y los Fitipaldis para recordarte porque eran tu grupo favorito? A lo mejor ya ni lo son, el tiempo cambia tantas cosas, pasa tan rápido, pero lo último que me hacías escuchar cuando íbamos juntos en el coche eran las canciones de este tipo una y otra vez. A mí ni me gusta ni me disgusta, sólo las escucho para tratar de entender por qué las escuchabas tanto y las repetías tanto, qué parte de tu biografía personal estaba reflejada en sus letras. Yo me quedo con esta canción, tal vez a ti no te diga nada, pero a mí si me dice cosas de ti…

La música me ayuda a soltar los fantasmas que habitan en mi mente. Tengo que moverme, dejar que este molino loco que no deja de rodar pare su ritmo demente. A veces no soporto el disco rayado de mis ideas, los sentimientos inquietos que me secuestran. Yo no soy esa, yo no soy ese pensamiento recurrente que me quiere cautivar. Identifico ese pensamiento como un duende malo que no entiende de amor. Tengo que moverme, si me muevo el duende no me encuentra. Me doy una ducha, canto una canción, escribo unas palabras, llamo a alguien por teléfono y el duende se marcha a "rucar" otra cabeza.

Comentarios

Entradas populares