¡Qué guapa era yo!



Así hablabas tú ante tu retrato antes de irte para la cama, apoyabas tus manos en la mesa del salón y mirabas para la pared donde está colgado tu retrato, lo mirabas y decías: "¡Qué guapa era yo!", y en verdad eras guapa, lo fuiste siempre, aun de mayor y machacada por esa terrible enfermedad -Alzheimer- seguías conservando tu belleza, con esa piel sin apenas arrugas y esa inocencia de niña traviesa dispuesta a hacer su santa voluntad y a cantar a los cuatro vientos lo que considerabas tu verdad.
Mamina, hace ya un mes que nos dejaste en este plano de la existencia. No tengo tu presencia física, pero siento tu amor, siento el amor que me diste como supiste, como tus circunstancias y tu educación te permitieron, pero ahora lo siento más profundamente y con más emoción.
Mamina, tengo que escribirte, porque si no escribo algo sobre ti no podría seguir escribiendo aquí como si no hubiera pasado nada. Sé que eres la persona que más me ha querido en esta vida y ahora no estás conmigo en el plano físico, pero vives en mí en lo más profundo de mi corazón, vives en mis gestos, en mis palabras, en la manera de vivir que yo he elegido influida por lo que me transmitiste. Eres la persona que más peso ha tenido sobre mis aficiones: a los libros, a la radio, al cine, al amor a los hijos y a la familia.
Desde que se declarara tu enfermedad (que estaba latente unos cuantos años atrás) hasta hace algo más de un año no conseguí alcanzar el grado de comunicación afectiva que siempre soñé tener contigo. Como tu memoria estaba tan deteriorada que no recordabas casi lo que te había dicho minuto y medio antes de contártelo, pues entonces yo podía contarte aquello que me dolía, aquello que lastimaba mi corazón herido y que sólo una madre comprende con su amor. Y pude abrazarte y besarte como nunca antes lo había hecho, y decirte que te quería, porque todas esas barreras mundanas que nos separaban ahora nos unían por medio de esta enfermedad. Te habías convertido en una niña que había que cuidar, aunque eras una niña sin futuro y eso era lo triste de estas circunstancias.
Mamina, todos los días te enciendo una vela para que tu camino hacia la luz esté alumbrado por el amor que estás encontrando en la otra vida. Ya eres otra vez espíritu, ya eres otra vez luz de amor y nos acompañas en nuestra tristeza y en nuestra alegría.
Mamina, descansa en paz, tu nieta y yo te queremos y vivimos contigo como tú siempre quisiste.

Comentarios

  1. Zoila , lamento la pérdida de tu madre. Yo estuve en Italia y no supe que había fallecido.
    Acabo de enterarme leyendo tu blog.Lo siento

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