DOS HORAS DESPUÉS



DOS HORAS DESPUÉS

Todavía llevo en mi boca
el cálido incienso de tu garganta, 
el guante de tu lengua sobre mis labios
quemándome como un botón desabrochado.

Todavía puedo cerrar la nuca
y beberte el ombligo para siempre,
mirando los dedos de tu desnudo
como una luna de serpientes
que arde entre la maleza…

Todavía beso tus pechos
y navego (contigo) a través de un grito
lleno de esperma y precipicios, 
como un ángel que agita por primera vez sus alas
y piensa que la lluvia es un anillo de plata,
que las olas son el vientre de la niebla.

Todavía te echo de menos
cuando apenas te conozco.
Me recuerdas tanto al viento resbaladizo…,
a las escaleras del aire, al oxígeno dormido,
a este maravilloso universo de oportunidades
que espina la soledad de todos los caminos
y me empuja como un erizo hacia ti.

José María Espinar
"El poeta que fue jueves". Ediciones Vitruvio

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