EL SUICIDIO

Hace unos días una amiga que estudia Dirección en la ESAD me pidió que colaborara en una muestra de teatro en la que ella participaba. Cuando me lo dijo (sobre todo por el temita en cuestión, el suicidio) la mente me quedó en blanco y pensé que no sabría por dónde empezar. Ella me dijo que buscara por internet, que había mucha información y que ya encontraría algo. La otra cuestión era cómo contar lo que yo quisiera decir y en qué situación, que podría ser desde la misma grada del teatro y ayudada con un micrófono o desde el escenario. Elegí el escenario, y medio en broma le comenté que me dejara dar rienda suelta a mi faceta de exhibicionista. La verdad es que pensé en que era un entrenamiento para cuando vaya a Canal Sur al programa de Juan y Medio, que me da mucho corte pensar en que voy a contar mi vida delante de tanta gente, pero que lo quiero hacer cuando vaya solucionando otras prioridades que tengo por delante de la de buscar compañía para mi soledad inquieta. Bueno, pues me puse a buscar en las redes y encontré cosas muy curiosas y escabrosas, ya que el tema del suicidio es algo triste, patético y trágico. Un día antes estaba merendando con doce mujeres y les conté lo que pensaba hacer. Les pregunté que si alguna vez en su vida habían tenido ganas de morirse e inmediatamente me contestaron que nunca, tan sólo una me dijo que sí, es decir, que sólo ella y yo habíamos tenido alguna vez ganas de morirnos. Cuando llegó el momento de aparecer en el escenario yo no me lo esperaba. Me dieron la orden en medio de la actuación de los actores, yo pensaba que las que hacíamos los comentarios apareceríamos al final del todo, una vez acabada la obra. No fue así y me vi de repente deslumbrada por los focos y sin ver a nadie del público. Se supone que estoy acostumbrada porque recito poesía en teatros, pero aquí no había luz, estaba todo oscuro, apenas si podía leer lo que tenía preparado y tiré de lo que guardaba en mi memoria, mientras echaba ojeadas suplicantes a mis papeles de apoyo. Entonces, me dio por pensar que tal vez alguien que se suicida se encuentra así: en total oscuridad, atrapado por la tristeza y la desesperanza, sin saber qué hacer, sin sentir el apoyo o la mano amiga, vulnerable, sin escapatoria, oscuro, oscuro. Bueno, esto me aconteció en unos segundos, porque me despojé de mi personaje de suicida y me puse a largar lo que recordaba, a la vez que de cuando en cuando le echaba una ojeada a lo que llevaba escrito, que todo no lo dije porque no lo veía cegada por la luz de los focos:
" El diario The New York Times ha sacado a la luz un estudio sobre los muertos en el Ejército estadounidense. Por cada muerto de un soldado en activo en Iraq o en Afganistán se suicidan 25 veteranos.
Cada día y medio muere un soldado en el campo de batalla. Cada 80 minutos se suicida un veterano.
Padecen el estrés postraumático que sufren después de darse a las drogas o al alcohol y acaban en el suicidio.
Algunos seres humanos no están preparados para enfrentarse a algunas dificultades como la guerra, a los desahucios, etc, aunque antiguamente no se veía así, ya que se puede leer en El Quijote: "Escogió el digno y honroso oficio de la guerra…"
Las enfermedades que nos provocamos por tragarnos dolores que no contamos a nadie, pueden ser una manera de suicidarse lenta y dolorosa, te sientes excluida, que no perteneces a la manada.
El/la que se suicida deja una estela de culpabilidad entre algunos de los vivos, hay quien opina que es su venganza, pero yo no pienso así.
Me gustaría cambiar la palabra suicidio por suisad, que significa tristeza del yo. Creo que eso sería más esclarecedor que decir que alguien se ha matado. Ellos quieren salvarse a sí mismos, pero matar su tristeza.
Finalicé con una estrofa de un poema de Antonio Machado:

Algunos desesperados
sólo se curan con soga
otros con siete palabras 
la fe se ha puesto de moda."

La otra amiga que participó lo hizo desde la grada y habló sobre el suicidio como un acto de libertad, de que cada cual elegía el día de su muerte.

Los actores se incorporaron de nuevo al escenario y al finalizar salimos al patio a fumar. El tutor de mi amiga nos dijo que nosotras habíamos sido lo mejor de todo, que fue un factor sorpresa que no se esperaba y que rompió con todo lo previsto y que le dio sentido de continuidad a un principio que no estaba siendo muy claro. Otra amiga que había ido como espectadora le dijo que ella también hubiera querido participar y que su argumento hubiera sido que si alguien le viene diciendo que se quiere suicidar, pues que lo haga, que ella lo anima a llevarlo a cabo, porque ella conocía un caso de alguien que quería suicidarse y que lo tenía todo en la vida (¿todo?) y le vino con estas tonterías…

Yo me quedé a cuadros, me quedé sorprendida con lo que dijo el tutor y no dejé de pensar en lo que dijo esta chica. La vida no deja de sorprenderme, ¡me entero de cada cosa, si yo te contara…!

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