El sueño del caracol, comentario...






Ella es impaciente. El/la impaciente no lee las señales que le marca la vida, por eso no abre el envoltorio de los libros, porque no intuye la maravillosa sorpresa que se esconde tras ellos. El/la impaciente se adelanta, no se para a pensar en el milagro de las señales, en el de la contemplación, en el de la espera luminosa. El/la impaciente cree que todo debe darse ¡ya!, que si no ocurre como ella espera no sucederá nunca y olvida desenvolver los libros, abrir el regalo que la vida le está pidiendo, que es observar y mirar las señales: los libros envueltos en papel de regalo. Ella se prepara, se acicala, ensaya las maneras de seducción porque su impaciencia la apremia. No sabe que no necesita seducir con lo exterior, porque él ya está seducido: Cuando la conoció le sedujo su mirada, que en aquel momento no estaba maquillada ni adornada.
El es orgulloso. Siempre está en las alturas, subido en escaleras por encima de ella y de los demás. En el bar está distante, aunque siente la fuerza de la mirada de ella y eso lo enamora. Intenta llegar a ella escribiendo algo misterioso, jugando a las adivinanzas, en un libro que no sabe si realmente es para ella (al menos en el primer libro que envuelve). Es tan grande su soberbia que sabe a ciencia cierta que el libro es para ella, no para un regalo, así que se la juega, porque su orgullo le hace sentir que casi todo lo sabe, hasta el motivo por el que ella ha comprado el libro.
En toda relación de pareja hay tres personajes: Yo, Tú y Nosotros. El Nosotros de esta relación es El Sueño, porque los dos sueñan con un amor idealizado, agrandado por la fantasía. El escribe e imagina que le van a leer. Ella se pinta y prepara para enmascarar su verdadera esencia, pues no se da cuenta que cuando despierte entre las sábanas, después de una noche de amor, estaría sin maquillaje, sin adornos…
Hermosísima historia que da para mucho más…

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