AGOSTO


La vida es puro teatro, por eso cuando me decido ir al cine me suelo sentar en la cuarta fila, como si me abalanzara sobre el escenario para vivir con los actores su lidia sangrienta, que es este drama sobre la familia o lo que queda de ella. Me senté en la cuarta fila, esperando que no hubiera nadie ni a mi lado ni debajo, porque la pantalla se ve tan cerca, tan íntima, tan mía… que no esperaba que alguien se sentara más abajo y con un móvil que de vez en cuando encendía para actualizar su facebook. Eso me sintonizaba aún más con lo que se cocía en el filme, porque me apetecía quitarle el móvil a aquella mujer y lanzárselo al aire, como para hacer juego con las peleas de esta familia rencorosa. Ver a los actores y a las actrices tan cerca me ayuda a sentarme a la mesa con ellos, a vivir en sus casas, a palpitar con sus emociones. ¡Qué grande, Meryl Streep, sin peluca, rota, destrozada, temblorosa, con miedo a la muerte, ácida, amargada! Con la peluca, fuerte, combativa, chantajista, dura, tierna. Pedazo de actriz cuando insulta, cuando ama, cuando reprocha, cuando maldice, cuando arrastra el cuerpo invadido por el cáncer.
La familia es nuestra escuela de aprendizaje. Nos dan los primeros empujones para salir a la vida, las primeras patadas, las primeras caricias.
La escena en la que la adolescente explica cómo es que nos comemos el miedo de los animales cuando son sacrificados, ¡qué recuerdos me trae!
Yo me he visto reflejada en ese momento, rememoré ese instante en el que yo explicaba mi filosofía sobre el vegetarianismo y mi padre riéndose y asombrándose de que yo esgrimiera esos argumentos. Y el tío burlándose de ella, que le había dado un ataque de miedo por lo que había comido, que tenía una indigestión de miedo. Siempre hay alguien de la familia que se burla de ti en un determinado momento, que hiere tus sentimientos, que quiere que te bajes del guindo porque no sabes nada de la vida: "¡ya aprenderás, ya verás, ya te darán palos!"
La familia se ama y se odia. Se intercambian sentimientos de codicia, envidia, disputas, desacuerdos, competitividad, pura jauría humana, como gallos de pelea.

Puede que nos consuele "encontrar cebollas silvestres al borde de la carretera o un amor correspondido".

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