CALENDARIOS





Los calendarios son mi debilidad, mi disloque, realmente no sé lo que tienen de imán para mí. Los tengo dispersados por toda la casa, en cada pieza de mi casa hay un calendario, en algunas hasta dos o tres. Yo me sentía única por tener esta afición a colocar el tiempo en las paredes, pero el otro día de casualidad una amiga me dijo que ella también recopilaba fechas en papel de meses y dejé de sentirme rara y me dio una alegría que me quitó de repente esa individualidad divergente que te aparta del mundo por creerte suspendida en un abismo de pasatiempo. Voy para la cocina y me pregunto qué día será hoy y cuando lo descubro en esa estampa maravillosa que contiene fotos y números en negro y en rojo algo ocurre: pita la tetera del agua hirviendo o suena el teléfono pidiéndome que cambie de operador telefónico o llama a la puerta el vendedor del Círculo de Lectores para que me haga de ellos, entonces, ya no sé otra vez en qué día vivo y vuelvo para otra pieza y otra vez descubro la fecha propicia, el día en que van a sonar las campanadas, la vida mansa que llevo, el despertar de mi princesa interior. 
Esa atracción fatal que me arrastra hacia ellos tal vez sea porque yo quiera controlar el tiempo, poner los pies a la tierra, saber cuánto me falta para…, distinguir los días de fiesta de los ordinarios, pasar página y arrancar hojas, escribir notas sobre números, marcar fechas importantes, cumpleaños queridos, cuánto me falta para cobrar mi sueldo, qué día voy al médico, cuándo voy a cazar gamusinos, cuándo emprenderé ese viaje, cuándo me vestiré de fiesta, cuándo me venía la regla, cuánto falta para que acabe el mes, para mirar la luna y las mareas y avisar a las parturientas, para saber el santo del día, para saber cuántas semanas tiene el mes, para saber cuándo me debo cortar el pelo y las uñas, marcar los días que voy a la tintorería, para coger puentes de vacaciones, para señalar las Romerías, las fiestas de prau, las fiestas de mi Comunidad Autónoma, el cambio de la hora, los cambios de estación.
Para apuntar la fecha en la que voy a matar a un amor desgraciado...


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