El chal de Oremburg

Un día de estos vi un chal en un escaparate y pregunté cuánto costaba a ver si me lo podía permitir y el precio me pareció tan alto que me puse a buscar por internet a ver si encontraba algo más asequible a mi bolsillo. Di con esta canción que me hizo llorar a moco tendido. Las mujeres que la cantan parecen muñecas de porcelana. Están maquilladas y vestidas de una forma que parecen bellísimas, aunque algunas no lo sean mucho. En ese espectáculo hacen un homenaje a una cantante que en ese momento cumplía 80 años y se ve en el vídeo cómo ella tararea la canción que se la sabe de sobra, pues ella hace una versión preciosa en el otro video que añado a esta entrada. Me puse a investigar lo de los chales, porque me parecía hermoso que se cantara una canción a un chal y a las madres que los tejían. Por lo visto este se teje con una lana muy especial -no sé si cashemira- y sirve para abrigar todo el cuerpo. La lana es suave y fina y el tejido parece transparente. Dicen que el chal entra a través de un anillo de bodas de lo dúctil que puede ser, como la seda, como todo lo hermoso que se hace pequeño y transparente. Cuando yo me marché de Rusia en el mes de noviembre de 1977 recuerdo la imagen de las mujeres caminando por la nieve para entrar en el hospital cubiertas con chales de colores, destacando sobre la blanca nieve con esos multicolores abrigos sobre la cabeza y las manos, En cierta ocasión yo había recibido una carta de España y me puse a llorar sin parar y una de aquellas matronas rusas que trabajaba como auxiliar de enfermera me arropó con sus brazos y comenzó a balancearme como si me cantara una nana. Yo lloraba y ella me acunaba. Se llamaba Larisa Ivánova. Yo lloraba y ella me arropaba. Esta canción me ha traído estos recuerdos. Traté de buscar la letra de la canción, y he movido a mis contactos para que me la consigan, ya que por internet no doy con ello, aunque las voces son tan maravillosas y la puesta en escena tan linda que no hace falta saber la letra para emocionarse con este arte del canto. En los comentarios del video pude leer:
“Es una canción de una niña que expresa su gratitud al inagotable amor eterno y la deuda a su querida madre.
El testigo y símbolo de la gratitud en esta canción es el tradicional mantón de Oremburg, a pesar de su tamaño se puede extraer a través de un anillo de bodas, sin embargo es un punto complicado de tejer. Es muy cálido y ligero como una pluma. Se puede ver el chal sobre las cantantes del coro.”
Se lo he contado esta mañana a Paloma -que hoy es su cumple y la felicito otra vez por aquí- y le ha encantado la idea de los chales, nos hemos puesto a buscar chales y me ha propuesto que venda ropa de la de ella para cuando me jubile. Esta chica está llena de ideas, es una máquina urdiendo planes para mostrar la belleza sobre nuestros cuerpos.
Yo le tejí al médico ruso que me operó un tapete enorme a ganchillo en el tiempo de mi estancia en el hospital.
Todo el rato me acordé de mi madre y lo que tejí con ella.

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