La canción de la perra

Al amparo del centeno,
sobre las esteras de oro,
siete cachorros rojizos
al alba parió la perra.

Hasta la tarde estuvo
peinándolos con la lengua
y bajo su vientre tibio
fluía la nieve muerta.

De noche, cuando las aves
duermen en su gallinero
el amo sombrío puso
los perrillos en un saco.

Ella corrió tras el dueño
por los montones de nieve...
¡Cómo temblaba entre hielos
el espejo azul del agua!

Cansada iba de regreso
lamiéndose los costados;
sobre la casa la luna
le pareció un cachorrillo.

Hacia la altura azulada
lanzó sonoros aullidos;
resbaló la luna esbelta
tras la colina hacia el campo.

Como cuando le arrojaban
pedradas en vez de un hueso,
sus lagrimones rodaron
como estrellas por la nieve.



Del libro de poemas “La confesión de un granuja”, de Serguei Esenin (el último poeta del campo), compañero sentimental un tiempo de Isadora Duncan, la bailarina

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