Actos creativos

Mañana es el día. Tengo la muestra de teatro. La mujer con ira ataca de nuevo. No sé el texto y el director del taller de teatro nos dijo que lo importante es construír el personaje, que podemos improvisar el texto en base a una historia. He perdido los papeles del texto, así que no los puedo memorizar y, aunque los encontrara seguro que me bloqueo y no me quedan en la memoria. Una vez una amiga que tengo muy sabia me dijo que podría estimular mi creatividad yendo a la piscina, que nadar era un acto creativo. Así que me voy a nadar. Yo lo hago para relajarme y para ponerme en forma, pero es cierto que me estimula la creatividad. Cuando me lanzo a la piscina se vienen conmigo montones de personajes que luego quieren plasmarse en el papel. Yo nado y nado y los personajes se zambullen conmigo en el agua. Hablan y parlotean, mientras me deslizo por los largos de la piscina. Se me ocurren muchas diabluras para contar sobre este personaje que tengo que improvisar, porque no me sé el texto. Me parto de risa con las cosas que imagino. No sé si me atreveré a decirlas todas, va a ser un poco rompedora. Esta mujer se aburre con la monotonía de su vida y quiere romperla, quiere que le pasen cosas nuevas, diferentes. En un momento dado tengo que pararme en medio del nado porque me entran ataques de risa de las cosas que se me ocurren.
Cuando llego a los vestuarios estamos allí tres mujeres secándonos, dándonos cremas, cuidándonos y nos ponemos a hablar sobre la manía que tenemos de perder las llaves si no las ponemos siempre en el mismo sitio. A una se le ocurrió que una forma de que no se te pierdan es ponerlas siempre al lado del teléfono móvil, así llamas al móvil y siempre encontrarás las llaves.
Definitivamente, ir a la piscina es muy creativo.