Bolita ecológica
Suena el teléfono. Al otro lado una voz femenina trata de venderme algo. Como yo soy también vendedora la dejo que suelte el rollo hasta el final, pues respeto mucho esta forma de ganarse la vida, ya que, al fin y al cabo, es la misma que la mía:
-¿Conoces la bola ecológica para lavar la ropa?
-Sí
-Pues verás queremos ofrecerte este producto, que en el mercado cuesta unos 48 euros, pero como tú eres una buena clienta nosotros te la damos por 7 euros, que sólo es el coste de lo que es el transporte y los gastos de embalaje. Nosotros te la llevamos a casa o a donde tú nos digas y te la entregamos sin ningún compromiso por tu parte.
-¡Ah! , muchas gracias, pero ya la tengo.
-¿Ah sí?, ¿Pero tú cuál tienes la blanca o la verde?
Esto era nuevo para mí, pues no sabía que había dos modalidades de bolita ecológica.
-Pues la verde.
-Tienes la de los 1500 lavados. ¿Y qué tal, estás contenta con ella?
-Bueno, sí, la tengo siempre en la lavadora metida y ahí la dejo.
-¿no sabes que hay que recargarla?
-¿Recargarla como si fuera una pila?
-Sí, la pones en la ventana y la recargas y ella sigue funcionando estupendamente.
-¡Ah!, pues no lo sabía, por cierto, que un exnovio mío me escribió un mensaje en un correo electrónico, que en el asunto titulaba "la bolita de los cojones" (creo que con esa denominación estaba tratando de machacar mi furor por todo lo ecológico) y en él me contaba que la bolita había hecho estragos con su ropa al dejarla en la lavadora varios días -por haberse ido de viaje- con la ropa mojada se habían disuelto las partículas que había dentro de la bolita y habían destrozado un juego de sábanas completo, los cojines y unas cuantas piezas más que había puesto a lavar dejándolas a su libre albedrío y abandonadas en la lavadora durante unos días. A mí como a veces me da por interpretar sueños y señales que la vida te va dejando le contesté en otro correo que en realidad era que esas sábanas eran de la época medieval y que ya tenía que retirarlas, que su vida se estaba oxidando y que ese era el mensaje que le lanzaban las bolitas. Además me dio por recomendarle que leyera "el caballero de la armadura oxidada". Como estábamos en plena guerra de dejar nuestro amor para siempre, cuando yo pensaba que era de dejarlo por el momento a ver si lo arreglamos, estuvimos mandándonos varios correos disertando sobre las bolitas y sus inconvenientes, mientras de una manera subliminal nos hacíamos continuos reproches con la disculpa de hablar de las bolitas.
La vendedora no daba crédito a lo que estaba escuchando. Las dos nos pusimos a reír sin parar. Yo tengo una risa muy contagiosa y a cada cosa que le contaba ella se reía más y yo la acompañaba. Me da por contarle mi vida a gente desconocida, es una terapia que funciona, también porque lo hago de una manera cómica, con mucho sentido del humor, restándole tragedia al asunto, aunque antes he tenido que pasar por el dolor de procesarlo.
-Pues, mira, tienes que mandarle otro correo a ese chico y le dices que es imposible que le haya pasado eso con la bolita, que dónde se hizo con ella para que le resultara así.
-Me contó que se la compró al inventor de la bolita, que la compró directamente de su mano, que lo conoció en Málaga, donde él vive. Ya no le escribo más correos disertando sobre bolitas, él no quiere saber más de mí. Creo que ya está platicando sobre bolitas con otra.
-Jajajaja, pero si la bolita viene de Estados Unidos.
-También hicieron una gala pro Haiti y me dijo que habían recaudado ocho mil euros. Entré en su página web y allí cuentan que habían recaudado novecientos euros.
-Jajajaja, ya sabes que los andaluces son algo exagerados. Bueno, tenía una mala tarde y me la has alegrado.
Colgué el teléfono y no paré de reír en un buen rato pensando en esta conversación y creo que a ella le pasó lo mismo.
-¿Conoces la bola ecológica para lavar la ropa?
-Sí
-Pues verás queremos ofrecerte este producto, que en el mercado cuesta unos 48 euros, pero como tú eres una buena clienta nosotros te la damos por 7 euros, que sólo es el coste de lo que es el transporte y los gastos de embalaje. Nosotros te la llevamos a casa o a donde tú nos digas y te la entregamos sin ningún compromiso por tu parte.
-¡Ah! , muchas gracias, pero ya la tengo.
-¿Ah sí?, ¿Pero tú cuál tienes la blanca o la verde?
Esto era nuevo para mí, pues no sabía que había dos modalidades de bolita ecológica.
-Pues la verde.
-Tienes la de los 1500 lavados. ¿Y qué tal, estás contenta con ella?
-Bueno, sí, la tengo siempre en la lavadora metida y ahí la dejo.
-¿no sabes que hay que recargarla?
-¿Recargarla como si fuera una pila?
-Sí, la pones en la ventana y la recargas y ella sigue funcionando estupendamente.
-¡Ah!, pues no lo sabía, por cierto, que un exnovio mío me escribió un mensaje en un correo electrónico, que en el asunto titulaba "la bolita de los cojones" (creo que con esa denominación estaba tratando de machacar mi furor por todo lo ecológico) y en él me contaba que la bolita había hecho estragos con su ropa al dejarla en la lavadora varios días -por haberse ido de viaje- con la ropa mojada se habían disuelto las partículas que había dentro de la bolita y habían destrozado un juego de sábanas completo, los cojines y unas cuantas piezas más que había puesto a lavar dejándolas a su libre albedrío y abandonadas en la lavadora durante unos días. A mí como a veces me da por interpretar sueños y señales que la vida te va dejando le contesté en otro correo que en realidad era que esas sábanas eran de la época medieval y que ya tenía que retirarlas, que su vida se estaba oxidando y que ese era el mensaje que le lanzaban las bolitas. Además me dio por recomendarle que leyera "el caballero de la armadura oxidada". Como estábamos en plena guerra de dejar nuestro amor para siempre, cuando yo pensaba que era de dejarlo por el momento a ver si lo arreglamos, estuvimos mandándonos varios correos disertando sobre las bolitas y sus inconvenientes, mientras de una manera subliminal nos hacíamos continuos reproches con la disculpa de hablar de las bolitas.
La vendedora no daba crédito a lo que estaba escuchando. Las dos nos pusimos a reír sin parar. Yo tengo una risa muy contagiosa y a cada cosa que le contaba ella se reía más y yo la acompañaba. Me da por contarle mi vida a gente desconocida, es una terapia que funciona, también porque lo hago de una manera cómica, con mucho sentido del humor, restándole tragedia al asunto, aunque antes he tenido que pasar por el dolor de procesarlo.
-Pues, mira, tienes que mandarle otro correo a ese chico y le dices que es imposible que le haya pasado eso con la bolita, que dónde se hizo con ella para que le resultara así.
-Me contó que se la compró al inventor de la bolita, que la compró directamente de su mano, que lo conoció en Málaga, donde él vive. Ya no le escribo más correos disertando sobre bolitas, él no quiere saber más de mí. Creo que ya está platicando sobre bolitas con otra.
-Jajajaja, pero si la bolita viene de Estados Unidos.
-También hicieron una gala pro Haiti y me dijo que habían recaudado ocho mil euros. Entré en su página web y allí cuentan que habían recaudado novecientos euros.
-Jajajaja, ya sabes que los andaluces son algo exagerados. Bueno, tenía una mala tarde y me la has alegrado.
Colgué el teléfono y no paré de reír en un buen rato pensando en esta conversación y creo que a ella le pasó lo mismo.
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