Comienzo de relato

"Los dos somos feos, muy feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la oreja viene de una quemadura feroz ocurrida a comienzo de mi adolescencia…"
Por eso trabajamos en este maldito circo, donde no se sabe quiénes somos las bestias, todos vivimos prisioneros de alguna manera: Los animales porque han sido violentamente raptados, capturados para ser encadenados y entretener a esos bárbaros que son el público, o nosotros, que pertenecemos a los lisiados, a los seres raros y maltrechos, sin techo, sin nadie que nos ame, sin profesión y con una expresión de resentimiento en el rostro, en nuestras cicatrices, con un pesar por estar en este mundo cruel y perfeccionista.
En verdad he dicho que no tenemos quién nos ame, pero nosotros nos amamos mutuamente, ese consuelo hemos sacado de nuestras respectivas fealdades. Yo sería incapaz de amar a una mujer bella, me deslumbraría tanto el siquiera tocarla con mis dedos toscos que me echaría a temblar como una hoja mecida por el viento. Ella es hermosa, a pesar de su pómulo hundido, de las calvas en su cabeza, de las verrugas que tiene en la frente, de esa nariz colorada y carente de piel suave. La amo, porque cuando estoy con ella no percibo lo de fuera, sino que algo superior y magnífico emerge de dentro de ella; una especie de ternura infinita, una cierta conformidad con el destino, una comprensión de mi sufrimiento y de mi aislamiento. Cuando viene hacia mí es como si me naciera un tercer ojo que me hace cambiar la visión de las cosas. La adoro. Su voz cambia y me envuelve su dulzura. Me arropa, me cuida, me susurra. El tono de su voz es melodioso y yo me muero por estar con ella, me muero por sentirla cerca y descubrir sus dones, sus sueños, sus esperanzas, sus planes para cuando ahorremos y salgamos de este nauseabundo circo donde animales y personas somos maltratados, donde no hay lugar par sentirse libre y en paz.
Algún día lograremos estar juntos en nuestro paraíso perdido y, entonces, haré ver al mundo lo hermosa que es ella.

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