La cena de la pandilla




Cada año, por estas fechas nos reunimos los de la pandilla para celebrar una cena. Casi todos vivíamos en Pumarín (Gijón) y allí transcurrió nuestra infancia y juventud. Me gusta reunirme con ellos, aunque lo hago sólo desde hace tres años, ellos llevan haciéndolo hace bastante más tiempo, pero yo me incorporé más tarde para esta fiesta. Estuvimos recordando viejos tiempos y riéndonos con algunas anécdotas, como cuando me contaron que cuando éramos pequeños Jandro, el vecino de arriba de mi casa, y mi hermano por lo visto trajeron una caja de condones que yo, que era más pequeña creía que eran globos y ellos comenzaron a hincharlos. Yo quería que me dieran uno y no paraba de pedirlo, pero ellos no me lo daban. Mi madre no paraba de decir: "¡Dale un globo a la chiquilla!", pero ellos, nada, a hacerme de rabiar no dándome el globito de marras. Bueno, en aquellos tiempos todavía no me hacía mucha falta. La verdad es que yo no me acuerdo de nada de eso, pero la memoria de cada cual, ya se sabe, es selectiva y guarda lo que le interesa y lo que no se recicla.


Aquel día -el de la cena- fui a la peluquería y me hicieron un masaje en la cabeza que le dije a la peluquera: "Me has quitado las malas ideas" ¡Madre mía, qué masaje, me quedaron ganas de volver.


Cenamos muy bien y luego estuvimos bailando hasta las tantas. Había un chico que no paraba de bailar, me parecía un milagro que alguien bailara tanto sin parar y con aquella cara de felicidad que se le reflejaba en la cara. El baile es una buena terapia para gastar la energía, pero éste era un saco sin fondo.


En una parte de las conversaciones que tuvimos les conté que cuando íbamos al Jardín a bailar que a mí me gustaba ponerme en la fila de las chicas para que me sacaran a bailar como a las demás, pues así se hacía, las chicas nos poníamos a esperar a que nos sacaran a bailar, llegaban un montón de chicos en cola y nos pedían bailar. Yo quería ser como las demás, aunque no podía bailar, es decir, podía bailar con los que sabían que yo bailaba despacio, pues con la gente que sabía de mi defecto me sabían llevar el baile, pero yo lo que hacía al ponerme en la fila de las que esperaban por pareja de baile era hacerme la "ilusión" de que era como las demás y me pedían para bailar. Yo decía que no, claro, porque entonces tenía que explicar que era coja y que tenía dificultad para bailar y en tanta algarabía de música y de gente eso no se puede explicar así como así, yo me limitaba a vivir mi sueño de sentirme "normal" en ratitos de decir "no" a los chicos que se me acercaban. Cuando les conté todo esto me dice uno:


-Claro, tú te ponías en la fila para putear.


Pues no, no era esa mi intención, bastante puteada estaba yo con mi complejo, pero por más que se lo quise explicar a él y a los otros ellos entendían que yo me ponía en la fila para experimentar algo así como un regodeo en el fracaso del que solicita algo que le van a negar y yo no podía querer eso cuando a mí me estaba vedado el poder bailar como las demás chicas, en fin, la vida la entendemos como queremos.


De todos modos he de decir que yo sí bailaba con mis amigos, he bailado con mis parejas y bailo suelto bastante bien. Me he acomodado a mis limitaciones físicas y no me siento a estas alturas de la película tan frustrada como me sentía a mis veinte años.


Por cierto tuve una conversación con mi tía Marta sobre la construcción del barrio de Pumarín, las 1500, que un profesor que yo tuve en el IES Calderón de la Barca me había contado que era una idea de un arquitecto alemán, un barrio diseñado muy a la vanguardia de aquellos tiempos, con la verticalidad de los edificios (unos pocos altos y bastantes más de cinco alturas), rodeado de jardines, amplios espacios, etc. Me dice mi tía que de eso nada, que el arquitecto fue Díaz Negrete y voy a buscarlo por internet y tiene razón mi tía, pero yo que soy muy terca me pregunto si el ejecutor fue Díaz Negrete, vale, pero ¿la idea original no sería del arquitecto alemán ese que decía mi profesor de historia o será que yo quedé con una versión de lo que me contó adaptada a mi mala buena memoria? ¿Alguien me puede sacar de esta duda?

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