Un ser imaginario


Vivo en una cueva que por dentro es toda de color azul. Cada noche me levanto y merodeo por ella para pintar brillantes luces doradas en sus paredes. Necesito desplegar mis alas, aunque sólo puedo volar de día, pero el hecho de pintar luces doradas en las paredes hace que mis alas se vuelvan flexibles y elásticas para poder emprender el recorrido hacia las alturas. Me alimento de los peces que hay en el estanque de la cueva. Cuando dan sus saltitos en el agua yo los atrapo en el aire y me los llevo a la boca. Mis ojos son tan brillantes como las luces que pinto en la cueva, mis ojos se reflejan en la oscuridad como potentes faros. Por la noche, cuando salgo de la cueva, aunque no puedo volar sí puedo alumbrar a las almas perdidas. Me dedico a levantarlas del suelo y ayudarlas a que encuentren su casa. Por la noche soy apacible y creativa: Pinto paredes de luces doradas y recojo almas perdidas: borrachos, personas que se desorientan y no saben quién son, adolescentes que se escapan de sus casas, niños raptados, animales domésticos abandonados. Los guardo en mi cueva y de día los monto sobre mis alas doradas y los devuelvo a su lugar de origen. Mis ojos me ayudan a verlos de noche, mis alas a devolverlos de día. Cuando los recojo en las calles, en los parques desiertos, en las carreteras, los llevo para mi cueva y los alimento como una madre amorosa. Ellos no me ven, sólo me sienten, porque cuando un humano se me acerca me vuelvo invisible y apacible. Me vuelvo como una nube de algodón tierna y acogedora que protege a todo lo que ama. Por el día soy vigorosa y fuerte, arrogante, lanzada. Tengo que volar muy lejos para llevar a mis almas perdidas hasta el lugar donde viven y necesito mucha energía para cargar con ellos. Por el día mis ojos se vuelven azules y mis alas invisibles. Yo voy volando, pero parece que hago parapente, así que no se nota que voy volando y lo que toco se vuelve invisible, mi preciosa carga no se ve por los cielos. Yo los transporto a sus nidos y ellos se olvidan de mí, sólo les queda un recuerdo agradable, como de haber entrado en otro mundo, en otro plano, lo guardan en el corazón y los deja calmados, serenos para empezar una nueva vida...

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