Taller de trajes regionales










Hace diecisiete años María Josefa Mieres Miravalles, Tere Cadrecha Davesa y Mª Paz Fernández Pérez decidieron formar parte de un taller de costura para confeccionar trajes regionales asturianos. Ellas fueron las socias fundadoras, y además de ellas se sumaron otras mujeres, en total veinte, que ahora, pasados los años, son cincuenta las que componen este coro de costureras que hacen obras de arte con sus manos transformando el algodón, el fieltro, el raso y los abalorios en un traje para la gala del día de su fiesta.
La idea de crear este taller fue porque estaban probando los trajes que guardaban por años en los desvanes para la danza a la Virgen del Portal y esos trajes ya no les servían, se habían quedado pequeños, porque las siluetas se habían desparramado un poco. Así que se pusieron manos a la obra a confeccionar trajes nuevos para cuerpos nuevos y en esa trayectoria decidieron también hacer trajes para sus hijas, para sus nietas, para sus hijos, para sus nietos.
Cuando alguien comienza a hacer un traje las demás la ayudan asesorándola, animándola, guiándola en el camino que antes ellas han recorrido. Algunas han confeccionado cerca de seis trajes, otras dos o tres. Es una labor de muchas horas. Cada traje lleva hacerlo cerca de dos años. Ellas se reúnen dos días a la semana, dos horas cada día en un aula del Colegio Público Maliayo de Villaviciosa. El director del colegio les ha facilitado que cada mes le pidan permiso al AMPA para utilizar la sala. Algunas pensaban que sólo irían al taller y que no seguirían cosiendo, pero se llevan labor para casa hasta el punto de que hay una de ellas que está bordando desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche. Dicen que es una especie de terapia y que engancha, que siempre quieres hacer más y ver cómo la labor se acaba finalizando con éxito. Les cuesta trabajo, pero una vez que empiezan no lo pueden dejar hasta que lo acaban, con el incentivo de que sus compañeras las van a animar la próxima vez que se vean en la siguiente reunión del taller.
El hilo con el que bordan o insertan los abalorios es un hilo de siete cabos, muy fuerte, para que no rompa y sostenga con firmeza las cuentas. La aguja es muy fina, del nº 12, esta descompensación entre la aguja y el hilo la contrarrestan con jabón, al preguntarles que si usaban algún artilugio para enhebrar las agujas, ya que a estas edades, ya se sabe, lo de la presbicia canta lo suyo, pues no, lo hacen con jabón chimbo, así que le hice una fotito a tan poderosa herramienta de trabajo.
Además del taller organizan excursiones, meriendas y si tienen algún problema se lo cuentan y se animan unas a otras.
Confeccionaron un traje para ayudar a la Cofradía del Nazareno, que necesitaba dinero, lo sortearon y con el dinero que se sacó de las rifas contribuyeron para ayudarles.
También hicieron otro traje para sacar dinero para ayudar a la niña de los huesos de cristal.
Bordaron los mantos para la Virgen de la capillina de Torazu y la de Los Remedios de Seloriu.
La revista maliaya "El Llagar de Sobigañu" les concedió un premio.
Las fotos son de las costureras el día que fui a preguntarles sobre su taller. Una de ellas es el escudo de Villaviciosa bordado con abalorios, no sé si se ve muy claro. También me pareció interesante fotografiar el jabón, los abalorios y el hilo.

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